Historia de las peleas de gallo en el país.

El Cuidado de los Animales.

Por: M.V.Z Fidel Lozano Gaspar

 

Las peleas de gallos como entretenimiento y recreación se remontan en nuestro país  a  los años 1700. Aunque no hay registros  que señalen la fecha exacta  de la introducción del gallo de pelea a México se deduce que debió ser con la llegada de Hernán Cortez a Cuba,  en dónde se importó esta tradición desde España  y Santo Domingo a los países del caribe.

​El historiador Morales Padrón  hace saber que durante la colonia cualquier acto político, festividad, natalicio, cumpleaños  de la familia real  y de otros eventos  se aprovechaba para organizar diversiones  para todas las clases sociales. A estas asistían todos, desde el virrey  y su esposa  hasta las clases sociales mas comunes en donde todos eran espectadores de las peleas de gallos.

El Palenque de Real de 14 en  San Luis Potosí,  se construyó específicamente para las peleas de gallos en 1789

En 1794 se construyó  la plaza  de gallos de San Agustín  de las Cuevas, hoy Tlalpan. Cuatro años después  en 1798  se construyó  el palenque  en la calle  de Moras en el centro de la Ciudad de México.

Don José de Iturrigaray llegó como virrey de la Nueva España en 1803. Este mandatario  era aficionado a los gallos de pelea  y asiduo asistente  al palenque de San Agustín de las Cuevas.

Desde 1821 las contribuciones económicas producidas por el juego de gallos estuvieron incluidas en la Secretaría de Hacienda de México, sin embargo, todo estaba desorganizado;  fue hasta 1824, en que se estableció una federación organizacional, gracias a eso el gobierno mexicano percibió por algún tiempo  cuantiosos ingresos de la  Plaza de Gallos de la capital, en lo que se definía la situación política y administrativa de la metrópoli.

En el año de 1828 el Ayuntamiento de la Ciudad  de México concedió autorización para que se llevaran a cabo peleas de gallos, cuya validés duró por muchos años. También en 1828,  el Sr. Don Luis Ruiz Larios, redactó un reglamento para las peleas de gallos el cual fué aceptado por todos los empresarios, soltadores y múltiples aficionados, éste fué conocido como el Reglamento de Guadalajara o Jalisco.

En 1839 llegó el primer Embajador de España a México,  Don Ángel Calderón de la Barca, junto con su distinguida esposa, quien tenía habilidad para escribir narraciones, entre las cuales  destaca una carta que envió  a su familia en Boston; sus escritos fueron editados por la Editorial Porrúa, “La vida en México”, la cual tiene unas escenas de su visita a la hacienda del Lencero, propiedad del  entonces General  en donde se criaban gallos de combate.

Durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX el juego  de gallos se mantuvo tanto  en el campo  como en las ciudades. En las fiestas de las haciendas, los municipios y fiestas particulares se organizaban peleas de gallos. De los más destacados héroes de la Revolución  de 1910, aficionados a las peleas de gallos, destacan Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa y también Emiliano Zapata.

Dentro de la historia contemporánea gallística indudablemente la intervención  de la industria cinematográfica, al tocar temas directos e indirectos del ave de combate. Actores  y cantantes  con renombre como Luis Aguilar, Ignacio López Tarso Ernesto Gómez Cruz, Antonio Aguilar, Lucha Villa y Vicente Fernández entre otros, han destacado en papeles  donde interpretan  a personajes  del folklore nacional muy ligados a las peleas de gallos.

En su apogeo de la fama de Lucha Villa e Ignacio López Tarso filmaron  “El gallo de oro”

 

En México se celebran alrededor de 3 millones de peleas de gallos al año y en este mismo periodo, se crían alrededor de 40 millones de aves de combate en todo el país. Contrario a lo que pudiera pensarse, las peleas de gallos son legales, y tienen un alto impacto en la economía.

De acuerdo a mediciones realizadas por la Comisión Mexicana de Promoción Gallística AC, anualmente, las aves de combate en el país consumen alrededor de 400 mil toneladas de alimento, lo que genera un ingreso bruto para el sector de más de 7 mil millones de pesos cada año.

La crianza de aves de corral favorece otros sectores, como el de la producción de armas, específicamente el de las navajas; a la industria del plástico y el metal, a través de la fabricación de comederos, jaulas, rascadores y transportadoras; y a la rama de medicamentos y vitaminas. Esto en cuanto a la crianza, pero los datos de la actividad gallística, son igual de interesantes. En Puebla, las peleas de gallos, generan alrededor de 250 mil empleos directos e indirectos entre jueces, corredores de apuestas, amarradores y soltadores. Además del impacto en todas las áreas que involucra el sector del entretenimiento como tal, vendedores de comida acomodadores de autos, dueños de palenques, grupos musicales, por mencionar a algunos.

La actividad gallística se relaciona con la clandestinidad no por su práctica como tal, sino porque sirve para realizar apuestas, pero incluso hay combates en los que no se involucra un solo peso y se realizan para preservar una tradición que hoy forma parte de la cultura en México.

En México actualmente en Veracruz y Quintana Roo, los combates gallísticos están prohibidos.

Contacto: fideloxano@gmail.com

-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-

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