Corría el año de 1906, las principales poblaciones fronterizas de Baja California habían visto la luz algunos años atrás, la cantidad de población y desarrollo era dispar. Mientras Ensenada ya tenía varios años de haber sido fundada y era la capital del único ayuntamiento, Tecate contaba con unas cuantas casas dispersas por su valle.

Quizá era esa falta de población y los escasos representantes de la ley los factores que favorecían que las autoridades norteamericanas cruzaran la indeterminada línea fronteriza; esto lo menciono recordando aquel caso del cual tiempo atrás escribí, de aquella autoridad de Tecate, quien solicitó al Gobierno Federal le hiciera el favor de informarle si el poblado a su cargo pertenecía a la República Mexicana o era territorio estadounidense. En su misiva explicó que el motivo de su confusión eran las acciones de un norteamericano avecindado en el poblado, este se empeñaba en pagar sus impuestos en San Diego argumentando que eso era lo correcto por ser territorio estadounidense.

Pero regresando al tema que hoy tratamos, hurgando en los archivos me encontré una carta enviada por el Cónsul de México en San Diego dirigida al Secretario de Relaciones Exteriores de la República Mexicana donde lo pone al tanto de las violaciones que constantemente cometían los agentes de migración de Estados Unidos al introducirse a territorio nacional por el poblado de Tijuana, por si fuera poco lo hacían “Perfectamente armados” con el objetivo de amedrentar a migrantes chinos y evitar que cruzaran a Estados Unidos, ejercían actos de autoridad evidentemente fuera de su jurisdicción, hasta llegar al grado de tomar por asalto la diligencia del correo por sospechar que en ella se transportaban migrantes orientales.

Es pertinente recordar que los chinos había sufrido una importante persecución y posterior expulsión del Estado de Sonora, esto coincidió con el inicio de la construcción del ferrocarril San Diego – Arizona proyecto que requirió de una importante cantidad de  mano de obra, la que pretenderían cubrir los migrantes asiáticos.

El Jefe Político del Distrito Norte de la Baja California, el Coronel Celso Vega, un tanto condescendiente justifica las acciones de los agentes de migración estadounidense, le informa al Secretario de Gobernación que los barcos que llegaban al puerto de Ensenada procedentes de Guaymas, Mazatlán, Santa Rosalía y La Paz transportaban una considerable suma de Chinos que al poco tiempo se desaparecían del poblado encaminándose a los puntos más desérticos y menos custodiados de la frontera entre Baja California y California para cruzar al país vecino. Así pues los agentes cumplen con las órdenes que sus superiores les dan intentando por todos los medios inhibir el acceso ilegal de chinos. 

En junio de 1906, el gendarme José Amaya aprendió al americano W. A. Hutchins por tratar de llevarse al ciudadano Juan Morales a territorio estadounidense por la fuerza. Amaya, avecindado en Tecate,  rinde su declaración ante el Comisario de Tecate, en ella narra cómo estando dentro de su casa, siendo aproximadamente las diez de la noche, escucha dos detonaciones de arma de fuego. Acto seguido salió de su casa, monto su caballo y se dirigió hacia donde habían escuchado los disparos, en la penumbra pudio distinguir cuatro individuos, al parecer norteamericanos porque se comunicaban entre ellos en idioma inglés. Tres de ellos escaparon, lograron cruzar la línea fronteriza, sin embargo, Hutchins no corrió con la misma suerte ya que fue sorprendido montado en su caballo sosteniendo las riendas del caballo de Juan Morales y ambos con pistola en mano. En ese momento procedió a arrestarlo y desarmarlo para presentarlo ante la autoridad correspondiente.

¿Pero que tiene en común los casos comentados aquí? Al leer la declaración del gendarme José Amaya nos enteramos que W. A. Hutchins era un agente de migración conocido en la región, lo que hace suponer que sus acompañantes que lograron escapar eran sus compañeros de trabajo quienes eran los encargados de perseguir chinos que se cruzaba de manera ilegal y que estaban intentado llevarse a Juan Morales a Territorio norteamericano porque haya tenia cuentas pendientes con la autoridad, se le acusaba de contrabando de chinos. Para este los fines de este artículo, es irrelevante si Juan Morales era culpable o inocente. Lo que hemos querido mostrar es que la línea fronteriza no representaba una barrera para los agentes norteamericanos pues la cruzaban cada vez que lo creían conveniente sin importar  los protocolos diplomáticos, pero por otro lado tampoco era un obstáculo para que los chinos cruzaran y los mexicanos hicieran cuestionables negocios.

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