Por diversas razones, en ocasiones, el poder legislativo de algún Estado o incluso el federal, decide votar algo de manera sorpresiva, sin avisar, sin tiempo para que haya un análisis serio de lo que se va a votar, o menos aún, una discusión de fondo sobre el tema, y preferentemente claro está, en la noche. A esto se le llama coloquialmente “Votar en lo oscurito” por razones obvias.

Nuestro congreso en B.C. aplicó el método nada más y nada menos que para aumentar ciertos impuestos. Lo de menos para este artículo es el monto y los impuestos aumentados, lo que quiero abordar es el uso de este método que pareciera muy mexicano, aunque reconozco que no sé si se acostumbra en otros países.

Lo primero que hay que preguntar es por qué recurrir a él. La respuesta es sencilla: No se quiere enfrentar la opinión de los ciudadanos respecto de lo que va a votarse. Los diputados prefieren evitarse la molestia de escuchar a los ciudadanos que los eligieron, y cómo no, imagínese usted que hacerlo de manera transparente implica dar explicaciones, justificar la decisión, convencer, comparecer ante grupos intermedios para dar razón de la decisión que se vota, ¡qué flojera! Mejor pedir perdón que pedir permiso, se aplica la votación en lo oscurito y se evita esa monserga. Así piensan muchos de nuestros representantes populares sobre todo cuando se trata de aumentar impuestos.

Un trabajo transparente, serio, responsable y democrático, implica presentar los argumentos a la sociedad para establecer la necesidad de incrementar los ingresos públicos por la vía del incremento a las contribuciones. Explicar por qué no es suficiente con ir a buscar a quienes deberían tributar pero no lo hacen, de tal forma que habrá que cargarle la mano a quien ya tributa. Decirle a los empresarios cómo es que la mejor propuesta es pedirles que sean ellos, quienes ya están en el padrón de contribuyentes y cumplen con sus obligaciones fiscales, los que habrán de sostener el incremento en los ingresos de las arcas públicas en lugar de ir a buscar a quienes, estando en el padrón de contribuyentes, evitan pagar impuestos por la vía del incumplimiento o de la planeación fiscal ilegal.

Un ejercicio de este tipo también implica que los diputados tomen en cuenta las opiniones que están en contra. Tal vez tengan razón. Hay que ir a convencer y a dejarse convencer sobre lo que más conviene al Estado. Tendrían que explicarnos en qué se van a gastar esos recursos, ¿en la nómina?, ¿en obra pública?, ¿en gasto corriente? Y sobre todo implica la posibilidad de cambiar de opinión y de no aumentar los impuestos como se plantea. Implica la posibilidad de regresar al Ejecutivo y plantearle los argumentos convincentes de la sociedad.

Nuestro congreso no optó por este ejercicio, optó por el método de lo oscurito, de lo vergonzante, de lo impresentable, del engaño pues. Estas prácticas deben terminar en nuestros cuerpos colegiados y dar paso a prácticas democráticas y transparentes.

paco@pacogarciaburgos.mx

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