Por Paco García Burgos, Consultor y analista político

Continúo con mis artículos de análisis político rumbo a la elección de 2021 con los que intento dar al lector una visión local y nacional sobre lo que acontecerá en la elección intermedia del año próximo. Hoy toca el turno a un aspecto específico del partido en el poder.

Los estatutos de Morena prohíben la reelección de los servidores públicos de elección popular. Podríamos discutir la legalidad de esa prohibición, luego de que se autorizó en la legislación mexicana de unos años para acá. Pero quedémonos en la realidad política de Morena.

En 2018 Morena ganó miles de los puestos de elección popular en la contienda electoral, entre regidores, síndicos, presidentes municipales, diputados locales, federales y senadores, propietarios y suplentes, todos ellos con derecho constitucional a la reelección. Esta realidad política genera una presión interna en ese partido que solo puede tener dos salidas. O se asume que muchos de ellos, la mayoría me atrevo a decir, se reeligen por Morena, o se asume que buscarán refugio en otros partidos para lograr sus aspiraciones políticas. Serán pocos los que declinarán ejercer ese derecho.

No encuentro escenario posible en el que todos esos servidores públicos electos que tienen derecho a reelegirse, se van a quedar tranquilos en su casa, aceptando sin más, que no pueden reelegirse por una regla partidista teniendo derecho constitucional a ello. Esto es cierto sobre todo en movimientos de la izquierda, como se la ha querido etiquetar a Morena, donde los conflictos son cosa de todos los días e impedimento para un avance más sólido en la vida política nacional.

Si la dirigencia morenista no diera el paso de modificar los estatutos, seguramente serán objeto de disputas en los tribunales electorales a los que acudirán quienes deseando reelegirse, y teniendo derecho a ello, se ven impedidos por una regla partidista. Pero estos procesos toman tiempo, complican la definición de candidaturas y generan conflictos internos que afectan la marcha de las campañas una vez definidos los candidatos por la vía judicial.

Soy un partidario de la reelección por que la experiencia acumulada de los gobernantes debe redundar eventualmente en mejores gobiernos para los ciudadanos. Someterse a una reelección obliga al gobernante a pensar más en su pueblo que en su partido y a tratar de responder a las verdaderas necesidades de sus electores. Cuando no había reelección los gobernantes sabían que su período terminaría irremediablemente hiciera o no un buen trabajo, un alcalde bueno tendría el mismo destino que uno malo: La conclusión de su período de gobierno. Con la reelección hay una motivación más allá de la virtud personal, para atender las necesidades de la gente, porque será ésta la que decida si continúa en el cargo en períodos sucesivos, o si no le refrenda su confianza.

Falta que Morena concrete en sus documentos básicos una decisión ya tomada en las más altas esferas del poder mexicano. Enhorabuena.

paco@pacogarciaburgos.mx

 *LAS OPINIONES DEL AUTOR NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA*

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