Relatos de Ultratumba
Por: Jorge Vargas.
Texto tomado de internet.
Me llamo Iván y tengo 7 años. Quiero a mi madre y a mi padre, aunque ellos me dan miedo. Me pegan a menudo y no sé por qué.
Esta mañana me levanté y fui a la escuela como todos los días. Soy un buen estudiante y mi profe está orgulloso de mí.
También me llevo bien con mis compañeros, aunque no tengo amigos, porque yo no salgo a jugar durante las pausas.
Nadie quiere jugar conmigo. He intentado hacer amigos, pero todos me rechazan y me dicen que soy asqueroso.
Un día, después del recreo, fui a los vestuarios y
robé un traje que estaba allí desde hacía mucho tiempo. Después me fui a casa.
Tenía frío y tuve que andar contra el viento. Alguien me
empujó y caí en la nieve, con la cara contra el suelo, donde escuché:
“Nadie te quiere, imbécil”.
Me golpearon y huyeron dejándome tirado.
Estuve llorando un buen rato porque tenía frío y
me dolía todo.
Aunque yo quería a todos, no tenía ni un solo amigo en el mundo.
Al entrar en casa, mi madre me cogió del pelo.
“¿Dónde estabas? ¿Por qué estás sucio y mojado?
¡Niño idiota, vete a tu habitación y quédate allí. No hay nada de comer para ti!
Hice lo que dijo mi madre y aunque tenía hambre y
frío, no salí de mi habitación hasta el día siguiente.
Mis notas no paraban de bajar, y cada vez que mi
padre las veía, me golpeaba.
Una vez me golpeó tan fuerte, que no podía mover mi dedo índice (jamás pude volver a moverlo y los otros niños se reían de mí, a causa de ello)
El tiempo pasó y un día comenzó a dolerme el pecho.
Mamá y papá no se preocuparon.
Por la tarde me tendí en mi cama y solo pedía una cosa: quería dejar de sufrir y no seguir molestando a papá y mamá. Los quiero demasiado como para eso.
Al día siguiente en el colegio, nos pidieron que
dibujásemos nuestro sueño más preciado. Los demás niños dibujaron coches,
cohetes y muñecas. Yo no.
Pero no porque no me gustaran esas cosas, sino
porque lo que yo más deseaba era un papá y una mamá que me quisieran. Por eso,
dibujé una familia: Una mamá, un papá y su hijo con el cual jugaban y eran
felices.
Mientras hacía el dibujo yo estaba llorando en silencio.
¡Me hubiera gustado tanto tener unos padres que me quisieran…!
Cuando me tocó enseñar mi dibujo a la clase, todos
se rieron de mí.
Yo me puse a explicar delante de toda la clase:
“Mi mayor sueño sería tener una familia.”
Ellos se reían más aún y yo me puse a llorar.
Después les dije:
“No se rían de mí por favor. Ese es mi mayor
sueño. Pueden pegarme y odiarme, pero por favor, no se rían de mí”
Me gustaría tener unos padres como los de ustedes,
que me mimaran y rieran conmigo. Que vinieran a buscarme al salir de la escuela
y que se pusieran contentos al verme.
Ya sé que soy débil y feo y que tengo un dedo roto, pero por
favor, no se rían de mí.
El profesor intentó limpiarme las lágrimas. Creí
que algunos alumnos me habrían entendido, pero todos seguían riéndose.
Un día, vi que me habían puesto mala nota en un
examen. ¡Sabía que mi madre se enfadaría mucho!
Tuve miedo de volver a casa, aunque no tenía
ningún otro sitio al que ir. Me fui caminando lentamente, aunque no tenía ganas
de llegar.
¡Mamá estaba furiosa!
Ella me cogió y me tiró al suelo. Yo me golpeé la
pierna con una silla.
Me golpeó dos veces en la cabeza. Yo estaba
tendido en el suelo y no podía levantarme. Me dolía mucho. Pero mamá me dejó
así en el suelo y se fue.
Ella volvió para decirme que lo limpiara todo
porque si no, papá me pegaría cuando volviese.
Le supliqué a mamá que no dijera nada, pero vi que
papá ya estaba en la puerta.
Cuando mamá le dijo la nota que había sacado en el
examen, él me levantó del suelo, me zarandeó y me abofeteó en la cara.
Ya no recuerdo nada más. Cuando me desperté estaba
en el hospital. Miré mi mano.
No podía sentir ninguno de mis dedos. Miré a través de la
ventana y comencé a llorar.
Fuera veía a unos padres jugando con sus hijos,
lanzándose la pelota y dándose besos y abrazos.
¿Sabéis por qué lloraba?
No sé qué se siente cuando te dan un beso o un
abrazo.
Mis padres solo me pegan aunque de todas formas, yo los quiero.
Siempre intenté hacer todo lo posible porque me quisieran y
ser bueno en los estudios. Pero ellos nunca me quisieron.
Un día vertí un poco de té y me dieron una paliza
descomunal.
De repente, comenzó a dolerme el pecho. Se lo dije
a mamá, pero a ella no le importó,
De nuevo me vi en el hospital, aunque sin visitas.
El doctor me dijo que mamá y papá vendrían a verme
al día siguiente probablemente, pero ellos no lo hicieron.
Yo esperé y esperé… en vano.
A pesar de todo, los seguía queriendo.
Dos días después, Iván murió a causa de la paliza.
Los médicos encontraron una carta en su mano.
“Querida mamá, querido papá:
Tengo miedo porque soy feo, asqueroso y estúpido.
Siento mucho que no hayan podido quererme.
Nunca quise molestarlos. Lo único que hubiese querido
es una caricia de mamá y escucharla decir que ella me quería.
Papá, yo solamente quería que jugaras conmigo, que me dieras
la mano para ir de paseo o que me contaras un cuento.
Sé que para ustedes he sido una vergüenza. Jamás
seré como hubiesen querido que fuera”.
Ahora veo a mis padres que al enterarse de mi
muerte, lloran arrepentidos.
Quisiera abrazarlos y darles otra oportunidad, quisiera volver y decirles que les perdono.
Sé que ahora si me amarían pero no puedo regresar, sólo los puedo ver arrepentidos.
Quiero tocarlos y no puedo hablarles…
Perdónenme papas por no haber sido como ustedes querían.
-LAS OPINIONES DEL AUTOR, NO REFLEJAN LAS DE LA EMPRESA-