Segunda y última parte.

No es obra de la casualidad que el mayor número de panteones se localicen hacia el este del actual Pueblo Mágico de Tecate, sino que esto es la consecuencia del arribo de las familias que hicieron el viaje principalmente del Estado de Sonora y La Alta California, a las que se le sumaron de otras entidades federativas, concentrando poblacionalmente esta región, como ya lo he dado a conocer en publicaciones anteriores, que fue en el rancho San Valentín, donde se otorgó el primer cargo de Juez de Paz, al que le siguieron otros distinguidos colonos, con la misma responsabilidad, se estableció el primer comercio, el Puerto de Entrada “Aduana de Tecate” y donde nació también en Tecate, la primera niña hija de un español y una indígena, todos estos acontecimientos ocurridos en el  siglo XIX, confirmando la importancia que tuvo este lugar en su desarrollo y donde nació la natural necesidad de sepultar a sus deudos, que dio origen al establecimiento de los panteones en distintos periodos y parajes.

En primer término rumbo a Mexicali, se localiza el panteón indígena de San José, con una población de un poco más de 100 tumbas donde según testimonios entre ellas se distingue la tumba de Doña Petra Osuna Chuun, personaje de alta distinción, por el servicio que le dio al pueblo tanto en la zona  rural como en la urbana, donde aplicaba todos sus conocimientos como partera ayudando a bien nacer a todos aquellos niños que nacían en el  pueblo. También cobijan estas tierras primitivas a Bartolo Capitán de la tribu Kumiai, que el año de 1919, ejercía su reinado en esta comunidad indígena, de no menos importancia se sitúa en el escenario de los capitanes en la década de los años treinta Don José Lachapa, que en honor a él la ranchería lleva su nombre.

Rancho Arguilez, es una fracción de terreno que se desprendió del predio mayor llamado San Valentín, en el último tercio del siglo XIX, la propiedad en referencia cuenta con su panteón familiar, que lleva como nombre el apellido de la familia, “Panteón Arguilez” en él están sepultados por una parte el francés Don Joaquín Arguilez Bostia y su esposa  la señora Juana González Romo, también en este panteón moran los restos del sonorense Ambrosio González Espinosa y Rosalía Romo, la esposa y suegros a la vez de Joaquín Arguilez el francés.

Jacuin, fue un rancho de cinco mil hectáreas, cuando estuvo en propiedad de la familia Dukes, a la llegada de Don José Antonio López Crosthwaite, a territorio Mexicano, por el año de 1880, procedente de La Alta California, entraron en trato con Los Dukes para la compra del rancho en mención conviniendo pagar lo acordado que fue la cantidad de $ 200.00, oro nacional, más una vaca parida, al cierre de la operación tomó posesión de la propiedad y la explotó hasta los últimos días de su existencia en el giro de la agricultura y la ganadería que era en aquellos años la actividad más común de la época, el rancho aun cuenta con un pequeño panteón situado en una hermosa colina de baja elevación desde donde se dominan los rumbos de los cuatro puntos cardinales que agrupa tan solo cuatro tumbas, de las cuales se desconoce por el momento su identidad, lo que resulta extraño es que a la muerte de Don Antonio López Crosthtwaite, lo sepultaron en el panteón de Las Juntas y no en el panteón de Jacuin que era de su propiedad, muy probablemente para el año de 1905, fecha en que falleció aún no había panteón en el rancho y tal vez este se fundó en años posteriores.

Las Juntas fue un paraje ubicado al sureste, originalmente este predio tuvo una superficie de 2500 hectáreas, adquiridas por compra que le hizo al gobierno Don Bernardo Arguilez “El Francés”, propiedad que convirtió en un próspero rancho ganadero.

El panteón familiar con el que cuenta este rancho, está ubicado en una loma de mediana elevación, de donde se puede apreciar el largo y ancho Valle de abundantes pastizales donde se alimentaba el ganado, enriquecen este bello lugar la gran cantidad de encinos que se localizan hacia el sur, en este panteón están sepultados personalidades como Don Guillermo Cossío, el propio, Don Bernardo Arguilez, que fue propietario del rancho, así también como ya lo habíamos anotado en líneas anteriores se sepultó a Don Antonio López  Crosthwaite y tiempo después se sepultó a su esposa Teresa López, de origen Sonorense.

Neji es una ranchería indígena que nació como tal y conquistada por el hombre europeo en el siglo  XIX, los antecedentes de este lugar según nos muestra la historia, estaba habitada por un considerable número de indígenas de la tribu Kumiai, a mediados del siglo XIX, empezaron a llegar los nuevos colonos, entre los que se sabe que el primero que arribó fue Don Andrés B. Adams, quien se unió en matrimonio con Doña María Romero, de sangre nativa, procrearon dos de familia, David que nació en el año de 1862, y Adelaida el 8 de septiembre de 1885,quien se casó con el francés Agustín Eyraud, este es el tronco y raíces de la descendencia de los apellidos Adams y Eyraud, razón por lo que en el panteón familiar de Neji es común encontrar estos dos apellidos.

En este poblado existen otros dos panteones solo que pertenecen a la cultura primitiva, es decir que son cementerios indígenas, uno muy pequeño no rebasa las cuatro tumbas, en cuanto al segundo es un cementerio de considerable población de tumbas y muy bien ordenadas, este panteón está situado en una pequeña  planicie al pie de una colina, poco se sabe de su historia se requiere de más investigación para aportar algo más al respecto, de lo que sí es verídico que esta ranchería estuvo liderada en el año de 1918, por Capitán Piligüije y desde luego que todavía hay personas que viven en ese lugar que pueden decir mucho de su cultura.

Cañón del Álamo, nace al norte con la caída de una bella cascada, dejando huella sus aguas en un largo recorrido hasta perderse en el sur, donde termina el paraje, fue una de las rancherías más importante que tuvo Tecate, aquí nació el hombre más longevo que capitaneo a la tribu Kumiai conocida como “La Tribu de los Jat-ñiles” porque según la entrevista que le hizo el Licenciado Manuel Clemente Rojo, al “Capitán Jat-ñil” este le narro que ellos capitanearon esta ranchería por tres generaciones, “Primero fue mi abuelo, luego mi papa y ahora yo”. En este lugar de ensueño de cascada, arroyuelos, arboledas, aguas cristalinas, aguajes, la historia y la mitología que encapsula su cultura, entre todo este acertijo y gama de conceptos se incluye la campana de oro perdida, la piedra que con sus movimientos cuando una mujer está embarazada te vaticina si va nacer niño o va ser mujer, La Piedra Hombre, el panteón indígena en el que moran sus últimos capitanes como  el de don Sebastián Osuna Cuero, Domingo Calles, fue un personaje de mucha popularidad en Tecate, conocido como Mingo “El Indio” él era de la palomilla, del Quelele, de Francisco el Pisa quedito, de José Rojero, La Burra, personaje que al pasarse de copas se iba caminando de reversa o hacia atrás, podríamos hacer más  grande la lista de este distinguido club de personalidades que vivieron entre nosotros, hoy solo quisimos traerlos a la memoria de los Tecatenses para que no sean olvidados.

De la historia de los panteones queda mucha historia por escribir, hoy solo incluimos una mínima parte, con el compromiso que posteriormente haremos un total recuento de los que ya no existen y con los que aun contamos.

Por Emilio Sánchez Pérez, Taller de Historia.

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